Brad Vandercamp era guapo, rico y encantador; no en vano le apodaban "el prĂncipe". Pero era, ademĂĄs, un hombre acostumbrado a conseguir todo lo que se proponĂa, incluidas las mujeres... Por eso se quedĂł tan sorprendido cuando Paula, una joven que estaba encargada de servir el champĂĄn en una fiesta en la que Ă©l era el invitado de honor, le dijo que pertenecĂan a mundos distintos y que no podrĂa amarlo hasta que Ă©l modificara su actitud y su modo de vida. Entonces, Paula se convirtiĂł en el mĂĄs preciado de sus retos, y ella tuvo ocasiĂłn de descubrir que Brad era algo mĂĄs que un playboy con una abultada cuenta bancaria.