El origen de la crisis está en la sentencia del Estatut; el PP es una fábrica de independentistas; no se puede judicializar la política; se ha impuesto una visión uniformizadora de España; Catalunya tiene derecho a decidir; se trata de un problema político que requiere una solución política; debemos recuperar los consensos transversales del catalanismo; hay que tender puentes; el problema solo se puede conllevar; etcétera.
Éstas son algunas de las frases más repetidas en España para hablar de la crisis catalana. ¿Qué significado tienen? ¿Expresan una idea válida o un tópico inservible?
A sacar el polvo a la fraseología del conflicto territorial español dedica este librito Juan Claudio de Ramón. En sus páginas cristaliza la sospecha de que nuestro aparato discursivo para hablar de la crisis marra el diagnóstico y, por tanto, también la terapia; se erige como una empalizada verbal que busca ocultar un hecho sencillo y básico: que es la propia deriva del sistema político-mediático catalán la que produce independentismo, con independencia de lo bien o mal que lo hagan los gobiernos centrales.
La ortodoxia lingüística para hablar del problema nos lleva, en cambio, en la dirección equivocada: liberar al nacionalismo catalán de sus propias responsabilidades y hacer recaer toda la carga para resolver la crisis en un Estado que seguiría sin atender correctamente las necesidades psicológicas de los independentistas.