Durante los últimos años, los profesores han tenido cada vez más acceso a formación posgradual, en particular a nivel de maestría. En general, al final de esta formación, el profesor debe presentar un informe final (trabajo de grado). Estos informes son de diferente tipo, pues dependen del enfoque del programa en el que hayan participado. A menudo, se enfocan en algún problema de la práctica del profesor o de la institución en la que trabaja. Se espera que el profesor ponga en juego sus aprendizajes durante la maestría para concretar y formular el problema, abordarlo, proponer una posible solución, y, en algunos casos, implementarla y evaluar los resultados. Los informes presentan y justifican estos procesos de innovación curricular. En la mayoría de los casos, estos documentos son de carácter esencialmente académico y utilizan un lenguaje técnico. Por consiguiente, son difíciles de leer para los no iniciados y tienen, en general, poco carácter práctico: resulta difícil para un
colega replicar la estrategia en otra institución. En este capítulo, abordo este problema, describo cómo lo hemos trabajado en la Maestría en Educación Matemática de la Universidad de los Andes, introduzco y caracterizo la competencia de comunicación hacia los colegas, y formulo líneas abiertas de trabajo en este campo.