Con palabras muy cálidas y audaces, este texto presenta el amor de María Magdalena por Jesús y de Jesús por ella. María Magdalena encarna la sucesión de estadios del amor humano, lo cual es diferente de lo que representa María de Nazaret. La primera encarna el arquetipo de la amante (en su doble versión transgresora y sublime), mientras que la segunda ensalza el ideal de la virginidad y de la maternidad. María es el nombre de la Madre-Hermana-Esposa, porque, en verdad, se trata de un único ser: la naturaleza humana hipostasiada en una persona. Por ello el autor de nuestro texto asocia hacia el final la figura de María Magdalena con la Iglesia, que es toda la humanidad convocada al encuentro con Dios, a la unión con Él.