Un anillo que se usaba en el dedo se ha perdido; pero no es un anillo entre tantos, es más bien el más esperado y el más deseado. No sabemos si fue arrojado deliberadamente o si se deslizó inadvertidamente del dedo anular izquierdo, y por supuesto, no se encuentra donde debería estar.
Un brillo tenue todavía queda, es el pálido reflejo de un día que se creía no terminaría nunca, pero ahora está destinado a dar paso a las sombras, a desaparecer para siempre.