No soy una persona religiosa. Puedo hablar libremente de Cristo, Seres Lumínicos como los Santos que pisaron y pisan la tierra, y Maestros Ascendidos de diversos tiempos y culturas, precisamente porque no pertenezco a ninguna religión. Religión es una cosa y espiritualidad, otra. A mi entender la espiritualidad no es monopolio de institución alguna ya que es un atributo inherente a todo ser".
Con esta declaración inicial, la autora deja por sentado que El CIELO no es un texto religioso sino más bien, la descripción del periplo de una investigadora que desde niña nunca encontró respuestas a sus obsesivas preguntas de la infancia, ¿si Dios es Amor y es tan bueno como nos dicen, por qué condenaría a sus hijos al infierno? Y si es verdad que existe el infierno, ¿existe entonces el cielo?… Si así fuera, ¿por qué hay que morir para conocerlo?, ¿es el cielo una mera utopía que nos han vendido para sojuzgarnos o en verdad… es una realidad asequible para todos más allá de paradigmas y mandamientos religiosos?
A partir de su hartazgo con el dogma y preceptos arbitrarios, la autora decide poner a prueba, fuera de todo marco religioso, si el Cielo es un viejo cuento para niños o una tangible realidad… y lo que encuentra en el camino cambiaría su vida y la de otros para siempre.