El cambio climático nos urge a articular unrngran reajuste en la sociedad occidental. Pero para ello, debemos primerornentender cada una de las caras de un problema tan complejo como sujeto a larnpropia naturaleza humana.
Marx expresó la idea de que la humanidad solo se plantea como problema —ontológicamente hablando— aquellas cuestiones que se pueden resolver. Aquellas cuestiones cuya resolución o abordaje no exhiben una «solución» al alcance de la sociedad, decía Marx, se presentan como un drama, como un apocalipsis, como gigantescos síntomas de angustia, pero no como problemas. El cambio climático, como la pobreza o la paz mundial, aparecen en ese registro. Se los enuncia, se los expone, se los analiza, pero quedan como «dramas existenciales» con los que la humanidad debe convivir. La manera en la que el ser humano se relaciona con el medioambiente es un tema tan recurrente en el debate público como plano su abordaje desde los medios de comunicación. Este libro por el contrario plantea el cambio climático como un tetraedro dónde sus cuatro caras —técnica, económica, filosófica y de responsabilidad individual— nos ayudan a visualizar mejor la profundidad y complejidad de un problema tan trascendental como intencionadamente simplificado desde los extremos ideológicos de la sociedad actual.