«Estas cartas contienen una inconcebible dosis de intimidad; son mĂĄs Ăntimas aĂșn de lo que serĂa la exposiciĂłn detallada de una felicidad. No existe indecisiĂłn cuya descripciĂłn puede comparĂĄrsele, ni personalidad que se haya desnudado tan fielmente. Este intercambio epistolar resulta casi insoportable para una persona primitiva, a tal punto se tiene la impresiĂłn de estar ante el exhibicionismo de una impotencia espiritual; pues uno se encuentra constantemente con todo lo que lo caracteriza: indecisiĂłn, temerosidad, frialdad de sentimientos, minuciosidad en la descripciĂłn de una ausencia de amor, un desvalimiento de tales proporciones que solo resulta creĂble por la hiperexactitud con que se lo narra».