Después de veinte años de trabajo rutinario en Tokio, Hikari viaja a Barcelona de vacaciones y experimenta unas vivencias a través de las que el poder de la sincronicidad entra en su vida, junto con experiencias benevolentes.
No existe la casualidad; las respuestas son enigmáticas. La sincronicidad es dada por la simultaneidad temporal de dos o más sucesos vinculados de manera no casual. Para ello hay que estar predispuesto al aprendizaje, la creatividad y la observación consciente y dejar de lado el control para que se abra el portal de lo mágico.