El narrador de El sentido de la luz relata cómo afrontó el duelo por la muerte de su pequeño hijo Diego. El desconcierto, la angustia y la espesa oscuridad de los primeros momentos dan paso a una luz –débil al principio, potente
después– que señalará el camino a seguir, que no es otro que el de la vida. Lo
recorrerá junto a su esposa y sus otros dos hijos y con la seguridad de que Diego estará siempre a su lado, aconsejándoles y ayudándoles a ser mejores.