El cardenal Julián Herranz convivió veintidós años con san Josemaría Escrivá: desde 1953 hasta el fallecimiento del fundador del Opus Dei en 1975. Con san Juan Pablo II colaboró de cerca durante los casi veintisiete años de su pontificado. Antes ya había trabajado en la Santa Sede al servicio de Juan XXIII, san Pablo VI y san Juan Pablo I, como luego siguió haciendo con Benedicto XVI y con Francisco. Es, pues, un testigo muy cualificado de muchos sucesos de la vida de la Iglesia, así como del desarrollo apostólico del Opus Dei en el mundo.
En estas páginas evoca con brillantez y sencillez los años del Concilio y del postconcilio, los encuentros con protagonistas de la historia de la Iglesia y los grandes acontecimientos que constelan el camino del Pueblo de Dios en el tránsito de dos milenios, a la vez que proporciona noticias y rectificaciones de primera mano. Son páginas transidas de fidelidad y amor a la Iglesia, que suscitan idénticos sentimientos en el lector.