Un honesto ensayo sobre cómo creer, esperar y amar en Cristo a cada ser humano y a la tierra.
Seguir a Jesucristo o ser fiel a la tierra. Son dos maneras de decir la misma realidad. Fidelidad a Cristo y fidelidad a la tierra no se contradicen, aunque así lo hayan pensado ayer y hoy cristianos y ateos. Es una fidelidad con dos caras. De hecho, la tesis transversal de este ensayo es que el seguimiento existencial de Cristo implica la fidelidad a la tierra, y que quien se toma en serio la fidelidad a la tierra puede abrirse a Cristo con cierta naturalidad y desde la razón. Y que incluso, en Cristo, lo terreno y lo humano es llevado a su culmen. Dicho de otro modo: en Jesús de Nazaret, el Mesías e Hijo de Dios, encontramos la plenitud humana y la fidelidad a la tierra, y siguiéndole somos plenamente felices y servidores de esa tierra.
Esta fresca y poderosa síntesis teológica hecha desde dos importantes claves mereció el fallo unánime del jurado y ganó la primera edición del Premio de Ensayo Teológico Joven PPC.