En el rĂo de la infancia, los mĂĄrgenes son un territorio desconocido y los relatos de Fiebre exploran esa zona incierta. Sus personajes han dejado de ser niños pero no son adolescentes y un hecho perturbador los despierta: un jovencito norteamericano visita a su primo en MĂ©xico y esto le cambiarĂĄ la vida; un hombre busca al Ășnico compañero heroico de sus años escolares; un chico desafĂa al padre, desatando un Ăntimo apocalipsis. La violenta atmĂłsfera de los Ășltimos veinticinco años en MĂ©xico (el terremoto de 1985, el asesinato de Colosio, la criminalidad reciente) se refleja en estos personajes con una mezcla sutil de ternura y crudeza: son niños y niñas con devociones, idolatrĂas, terrores y extrañas pasiones, que entran en un estado febril del cual saldrĂĄn, pero no necesariamente fortalecidos sino perplejos, temerosos, acaso vencidos. Fiebre recrea esos destinos precarios, esos tiempos tan distintos a los de la edad adulta, esas vidas prematuramente desesperadas.