De repente, vi la figura de un hombre en la distancia. Avanzaba hacia mi posiciĂłn con velocidad sobrehumana. Daba brincos sobre las grietas del hielo, donde yo habĂa caminado con sumo cuidado: su estatura, pude comprobarlo a medida que se acercaba, sobrepasaba la de los hombres, temblĂ©; la vista se me nublĂł y me sentĂ desmayar, pero los vientos helados de la montaña lograron restaurarme. Me di cuenta, a medida que la figura se acercaba, de que se trataba del demonio que habĂa creado. Vaya visiĂłn tremenda y aborrecida. ComencĂ© a temblar de rabia y horror, pero tomĂ© la decisiĂłn de esperar su acercamiento, para luego trenzarme con Ă©l en un combate mortal.