Un desternillante noir rural ambientado en un pueblo de los Pirineos. La novela que consolidó a Albert Villaró como narrador.
Nunca pasa nada en Llobarca, un minúsculo pueblo de montaña cercano a la frontera con Somorra. Tomàs cuida de sus vacas, de su tío silencioso, de su novia formal, sorteando como puede el colapso de un microcosmos condenado a la desaparición. Nunca pasa nada, hasta que pasa algo que perturba tanta placidez: hay movimientos raros en una vieja pista de contrabandistas. A partir de entonces, todo cambia.
Guárdame las vacas constituyó un sonado éxito cuando apareció en 2003, cosechando excelentes críticas y ventas. Y fue traducido al francés.