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Intrusas

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¿Sirven las mujeres para esta profesión?

¿Sirven las mujeres para esta profesión? Esta es la pregunta que planteaba Teodoro de Anasagasti en marzo de 1932 en un artículo sobre las jóvenes que estudiaban en ese momento en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Para entonces ya había en España mujeres médicas, abogadas, profesoras, veterinarias e incluso diputadas, pero ninguna arquitecta. A diferencia de buena parte de Europa y América, la profesión les estaba vetada. Algunas lo habían intentado desde 1911, pero hasta 1936 ninguna lo conseguiría, y aún habrían de pasar casi otros treinta años para que se pudiera llegar a la modesta cifra de diez arquitectas. Esta es su historia, la de las pioneras de la arquitectura española que tuvieron que luchar contra una sociedad, una universidad y una profesión que las consideraba intrusas en un mundo pensado solo para los hombres.