Un apasionante thriller cultural.Un fascinante retrato de imperios antiguos y modernos, una mirada sin parangĂłn a la historia, la cultura y la humanidad.
Delta del Nilo, 1799. En un asfixiante dĂa de julio es hallada entre un montĂłn de escombros la piedra de Rosetta, uno de los objetos arqueolĂłgicos mĂĄs famosos del mundo y la clave para desentrañar una lengua perdida. La losa de granito contenĂa el mismo texto grabado en tres idiomas distintos: en egipcio, en demĂłtico y en griego. Hasta su descubrimiento, nadie era capaz de leer los innumerables jeroglĂficos que cubrĂan los templos y estatuas del antiguo Egipto, un poderoso imperio que habĂa dominado el mundo durante treinta siglos, pero sobre el que, sin embargo, se ignoraba prĂĄcticamente todo. Quien fuera capaz de descifrar la piedra de Rosetta abrirĂa definitivamente la puerta de un misterio sellado desde hacĂa dos mil años.
A partir de 1802, en una Ă©poca en que Inglaterra y Francia se disputaban encarnizadamente en todos los frentes la supremacĂa mundial, dos brillantes rivales se propusieron alcanzar ese honor: Thomas Young, un polĂmata britĂĄnico que destacaba tanto en fĂsica como en lingĂŒĂstica, y Jean-François Champollion, educado en un pequeño enclave provinciano durante la RevoluciĂłn francesa y con una verdadera fijaciĂłn por todo lo egipcio. La escritura de los dioses narra esta trepidante carrera intelectual, en la que el ganador obtendrĂa sin duda
la gloria eterna, tanto para su naciĂłn como para sĂ mismo. Un fascinante retrato de imperios antiguos y modernos, una mirada sin parangĂłn a la historia, la cultura y la humanidad.
«Un viaje al corazón del enigma, la historia del libro de piedra que nos enseñó a descifrar códigos secretos, la hebra que une el antiguo Egipto con el nacimiento de la informåtica, el nexo entre Champollion y Sherlock Holmes».
Irene Vallejo
«Edward Dolnick narra el apasionante relato sobre cómo se descifró el enigma de la piedra de Rosetta.»
MĂłnica Arrizabalaga, ABC
«El placer que ofrece la lectura del libro de Edward Dolnick es comparable al de El infinito en un junco, de Irene Vallejo».
Luis Alemany, El Mundo