La humildad de Chiara:
"—Loca —oyó gritar desde una esquina del prado—. Loca, más que loca.
Todo el mundo estaba algo loco, por tanto, ¿qué importancia tenía de que lo estuviese ella?
Pero ella no lo estaba.
No ocurría nada más que no sabía vivir como todos los demás.
No soportaba los remilgos de Mildred, ni la vocecilla siempre comedida de Elen. Ni la ira de Sam, el novio de Mildred.
¿Cómo podría Mildred casarse con Sam?
¿Y cómo podría Elen soportar al ordinario de Law?
Pero los dos tenían dinero.
Eso era lo importante. Que tenían dinero, que en la comarca, en Cheyenne, eran gente importante en cuanto a posesiones y ganado."