Oscar Wilde (1854-1900) es para muchos la figura emblemĂĄtica del dandi inglĂ©s. Pero esa imagen del artista del esteticismo extremado tambiĂ©n se vincula a la figura perseguida por la hipĂłcrita moral dominante de su tiempo. Durante dĂ©cadas despuĂ©s de su muerte, Wilde fue objeto de controversia y, a pesar de la condena judicial y moral a la que fue sometido, el interĂ©s del pĂșblico por su obra no decreciĂł. Su producciĂłn abarca casi todos los gĂ©neros literarios (novela, cuento, ensayo, poesĂa), pero es en sus obras teatrales donde despliega todo su talento artĂstico, como lo demuestran "La importancia de llamarse Ernesto "y "El abanico de lady Windermere." Wilde se sirviĂł en ellas de las convenciones y temas del teatro de su tiempo, especialmente del melodrama y de la comedia de costumbres del teatro clĂĄsico inglĂ©s, pero, gracias al ingenio verbal que le caracterizaba y a su singular capacidad para reĂrse de la realidad circundante sin causar la reacciĂłn negativa del pĂșblico, logrĂł trascender sus modelos y dignificar un gĂ©nero que se hallaba en decadencia artĂstica.