Bob Miller ha creado el paraĂso con el que siempre soñó: una granja en lo alto de un valle, a cinco kilĂłmetros del pueblo mĂĄs cercano, donde Ă©l y su esposa Liz viven y crĂan a su hijo de siete años, Tommy, cultivando su propia comida, hilando y tejiendo su ropa, fabricando sus propios muebles. Ăl mismo construyĂł la casa en la que habitan, sin telĂ©fono ni televisor, sin automĂłvil, sin mĂĄs conexiĂłn cotidiana con el mundo exterior que los viajes diarios de Tommy a la escuela. AllĂ viven, piensa Bob, y allĂ vivirĂĄn siempre.
Bob y Liz se enorgullecen del estilo de vida autosuficiente que han escogido, pero si de algo se siente verdaderamente orgulloso Bob es de Tommy, ese chico entusiasta, receptivo, obediente y dispuesto a dejarse guiar por su padre. Por eso nunca habrĂa imaginado que un dĂa su hijo fuera capaz de agarrar dos muñecas de una compañera de clase y destrozarlas. Sin embargo, ese dĂa llega y a Bob le recorre un escalofrĂo. Algo va mal, realmente mal, y Ă©l no lo ha visto venir.
En La mejor voluntad, un sĂșbito arrebato de violencia es el detonante que removerĂĄ los cimientos del aparente edĂ©n familiar de los Miller. En una narraciĂłn que avanza con paso inexorable hasta un final impactante, Jane Smiley, con su distintivo talento para retratar las relaciones familiares, se sumerge en los miedos y las esperanzas que depositamos en nuestros hijos, y una vez mĂĄs subraya los modos en que, sin darnos cuenta, boicoteamos nuestros propios sueños, incluso cuando actuamos con la mejor de las intenciones.