Un hombre viejo pasa cada dĂa en un banco de plaza. En silencio, quieto, como si la vida se hubiera terminado para Ă©l. Las palomas lo rodean, las miradas lo evitan. Salvo una; la de una moza que intenta recuperarlo. Sin Ă©xito, hasta que un dĂa ese hombre desaparece. Su ausencia desencadena la trama de La Pieza del Fondo. Como si fuera una ficha de dominĂł, una ficha fantasma que cae y empuja a todas las otras, que estaban paradas aunque no necesariamente firmes.
La bĂșsqueda de ese hombre llevan a la historia a una comisarĂa, a un hospital, y sobre todo a una galerĂa de personajes que estarĂan en el margen de la sociedad si fueran capaces de saber que la sociedad tiene un centro y tambiĂ©n una periferia. Ignoran eso, ligeramente aturdidos por la pena y la soledad, y no obstante aun tiernos, aun capaces de socorrer al otro, de olvidarse de sĂ mismos con naturalidad e incluso con satisfacciĂłn.
Igual que en El colectivo, Eugenia Almeida escribiĂł una novela hecha de atmĂłsferas y sugerencias, con diĂĄlogos punzantes que no renuncian a la poesĂa de la escritura, con una aguda sensibilidad para captar la luz y la sombra de sus protagonistas y para mostrarlos en un estado de conmovedora pureza.