Una princesa italiana que pasĂł de vivir en los mĂĄs fastuosos palacios a acabar en un campo de concentraciĂłn nazi a la que la historia casi borrĂł de sus anales: Mafalda de Saboya.
Weimar, 1945. Poco despuĂ©s de la liberaciĂłn del campo de concentraciĂłn de Buchenwald, siete hombres pertenecientes a la Regia Marina Italiana se adentran en el cementerio de la ciudad y se dirigen hacia una sĂłrdida explanada cubierta de estacas numeradas. Una vez allĂ se sitĂșan delante de la que tanto trabajo y suerte, a partes iguales, les ha costado encontrar: la nĂșmero 262, donde, segĂșn el registro, reposan los restos de una unbekannte Frau («mujerdesconocida»). Al arrancarla, observan el nombre de pila que ha estado oculto hasta entonces y que les confirma el gran valor de su misiĂłn. Por fin, la sustituyen por una lĂĄpida y una cruz de madera de haya conseguida a base de trueques en esos primeros dĂas de paz. La tumba, ahora sĂ, estĂĄ completa y aquel nĂșmero siniestro se ha convertido en un nombre de alta alcurnia tallado con esmero: Mafalda de Saboya.
Eva
7/5/2023