Cuando Morghi, el supremo sacerdote de la diosa Yhoundeh, junto con doce de sus más feroces y eficientes subordinados, llegaron con el amanecer a prender a Eibon, el hereje infame, en su casa de roca negra que estaba enclavada sobre un promontorio, se sorprendieron y desilusionaron al encontrarla vacÃa. Su sorpresa se debÃa al hecho de que estaban seguros de poder hundirle por sorpresa, ya que todos sus planes contra Eibon se habÃan llevado a cabo con meticuloso secreto en cámaras subterráneas con puertas insonorizadas.