"Me enorgullecĂ siempre de no llamarle papĂĄ, de ser capaz de no hacerlo".
Creo que siempre esperĂ© la muerte de mi padre como la prueba definitiva para comprobar si le querĂa o no. Porque, en el fondo, no me perdonĂ© nunca el quererle. Tampoco me perdonaba el no quererle.
Solo sabĂa que cuando Ă©l muriera, yo, probablemente, podrĂa empezar a quererle en paz.
Nacida a principios de los años setenta, Sibila, la autora de esta novela y la protagonista de esta historia, es una "niña nadie", como muchos de los hijos de aquella generaciĂłn de padres "progres" y ateos. Una crĂa infeliz, a menudo maltratada, que crece a la intemperie entre un padre dominante y alcohĂłlico, pero tambiĂ©n culto y sensible, y una madre ausente.
Pasados ya los cuarenta y a raĂz del inesperado dolor por la muerte del padre, la autora va desgranando su complicada relaciĂłn con Ă©l, desde su niñez a la vida adulta, en lo que quiere ser un ejercicio sobre las infancias perdidas, lo absurdo y vital de los lazos familiares y la necesidad de querer y ser queridos.
La sal es, ademĂĄs, la cronologĂa de una muerte vivida en primera persona. Una mirada sobre el duelo, la pĂ©rdida y el desconcierto de una hija que Ășnicamente hace una cosa por su padre: acompañarle en su muerte. Perdonarle cuando ya es tarde.
En la novela tambiĂ©n se habla del milagro de esas personas que nos "salvan" del desamparo, con un fresco familiar repleto de humor y ternura que llena sus pĂĄginas de personajes inolvidables que marcan la vida de la protagonista, como tambiĂ©n lo hacen el cine, la literaturaâŠ
En suma, La sal es una reflexiĂłn sobre la felicidad perdida, lo inevitable de los lazos familiares y el poder del perdĂłn y del amor.
Yolanda
8/27/2023
Lectura muy recomendable. Tan dura como tierna y divertida.