La sirenita solo deseaba encontrar al joven prĂncipe; cuando el navĂo se partiĂł en dos, lo vio sumergirse en las profundidades del mar. Por un instante sintiĂł una intensa alegrĂa al saber que Ă©l bajarĂa a su mundo, pero luego recordĂł que los humanos no podĂan vivir en el agua y que la Ășnica forma en que entrarĂa al palacio de su padre serĂa como un cadĂĄver.