Un relato Ăntimo cargado de lĂșcidas reflexiones sobre lo que significa envejecer.
Actualmente cumplir años se ha convertido en una desgracia o, como mĂnimo, en un proceso que la sociedad rechaza y silencia. Frente a esta realidad, esta hermosa obra nos revela no solo los estereotipos y prejuicios que rodean la edad madura, sino el valor que pueden tener el sentimiento de finitud y la experiencia de lo vivido.
Entremezclando experiencias personales, anĂ©cdotas y referencias a autores como Herman Hesse, Annie Ernaux, Elias Canetti, Marguerite Duras, Virginia Woolf, Roland Barthes y un largo etcĂ©tera, este libro nos muestra que, si sumar años estĂĄ visto como una fatalidad, saber envejecer es una posibilidad e incluso un privilegio. No hay duda de que la vejez supone una aceptaciĂłn, tal vez un desdoblamiento de uno mismo âte ves distinto de lo que has sidoâ, pero esta aceptaciĂłn pasa por mantener el deseo de vivir.
La viajera de noche no es una guĂa para envejecer bien, es un grito contra la invisibilidad y el rechazo a los que se exponen los viejos y, sobre todo, las viejas, asĂ como una invitaciĂłn a oponerse a la exigencia de la sociedad contemporĂĄnea de que nos hagamos mayores en silencio y de forma disimulada. Como dijo Simone de Beauvoir: «La vejez es una cuestiĂłn de civilizaciĂłn. ÂĄContinuemos con la batalla!».