"Era una mañana clara y tibia, con un cielo lĂmpido y azul que interpretĂ© como una promesa, como un buen augurio para el año que acababa de comen zar. En cuanto escribĂ las Ășltimas palabras, sonĂł el celular. Era mi hermana, para decirme que m i madre habĂa muerto".
Rosa, Rosita, es una mujer bella, suave, melancĂłlica, que a la vejez sufre un lento y prolongado deterioro. La narradora, su hija, observa impotente ese doloroso proceso. La visita, la escucha, le lee, intenta hacerla reĂr, le canta. Cuando la madre muere, siente la necesidad de escribir acerca de ella. Estas pĂĄginas narran el pasado de Rosita, el encuentro con su marido y la creaciĂłn de una familia, con todo lo que eso implicaba para muchas mujeres de entonces en tĂ©rminos de postergaciĂłn, de silenciamiento. Al escribir sobre ella la narradora se encuentra, como en espejo, con su propia infancia, su juventud, sus primeros amores, su falta de deseo de tener hijos, la tensa relaciĂłn con su padre.
Silvia Arazi ha escrito una novela Ăntima y bella sobre el final de la vida de una madre ante los ojos de su hija y sobre el vacĂo lacerante de esa ausencia. En palabras de la narradora "son pĂĄginas que escribo a fuego lento, entre largos valles de silencio, con el Ășnico anhelo, tal vez, de recordar esa voz". Esta es una historia de duelo, de vĂnculos intensos, y por sobre todo, un homenaje conmovedor al amor de una madre.