Con su estilo directo, penetrante y diĂĄfano de hacer filosofĂa, Dietrich von Hildebrand nos descubre en este breve ensayo que lo mĂĄs caracterĂstico de una buena parte de la vida afectiva del hombre es su genuino carĂĄcter espiritual, distinguiendo entre los sentimientos inferiores no espirituales, tales como la irritaciĂłn o ciertos estados de angustia, que tienen una relaciĂłn puramente causal, y los sentimientos superiores, que tiene una relaciĂłn significativa inteligible con el objeto que capta el entendimiento y que poseen todos los indicios de lo especĂficamente espiritual.