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Las ganas

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Benito vive desganado, aunque se muere de ganas: anda destrozado porque lleva tres años sin sexo. Por eso colecciona llaveros, sufre lo indecible cuando ve a una mujer bonita en el metro y bebe demasiado chinchón. Sólo se lo ha contado a su hermana,

aunque todo el mundo, también en el trabajo (es químico y emprendedor; es decir: empresario pobre) nota su abstinencia y su angustia. Sus problemas podrían tener una salida: María.

"SentĂ­a envidia de MarĂ­a porque ella estaba consigo misma. SĂłlo le cupo razonar el desperdicio que serĂ­a que ellos dos no se juntaran para siempre. "Te quiero porque quiero parecerme a ti", le escribiĂł un dĂ­a (por supuesto, No enviado). Con la sospecha feliz de que si se hicieran novios y rompieran, les costarĂ­a un trabajo Ă­mprobo dejar de ser amigos. SerĂ­a un trabajo que nadie se tomarĂ­a, de puro irrealizable."

"A Santiago Lorenzo no sĂłlo hay que leerlo: hay que idolatrarlo."

Mercedes CebrĂ­an

"Santiago Lorenzo explica como nadie el despropĂłsito que lo cotidiano tiene en las clases populares. Un gran escritor, de talento y honesto."

Javier PĂ©rez AndĂșjar

"No compite con nadie. Pero de tener contrincantes, seguirĂ­a siendo el mejor."

Carlos ZanĂłn, Babelia