Lejos de Roma me ha hecho pensar en Esperando a los bĂĄrbaros, la notable obra de Coetzee. Las dos son austeras, poĂ©ticas, y poseen una condiciĂłn simbĂłlica que el lector no tarda en adivinar. Se mueven en la frĂĄgil frontera entre lo concreto, susceptible de ser contado, y otra cosa, que jamĂĄs es enteramente dicha. AdemĂĄs, Pablo Montoya tiene la valentĂa de escribir, en una Ă©poca desdeñosa de todo humanismo, sobre un mundo aparentemente ajeno a este de masacres, capos, sicarios y secuestros. Creo que los riesgos que tomĂł han dado excelentes frutos.
Piedad Bonnett
Lejos de Roma es una de las mĂĄs bellas novelas que se han escrito en nuestro paĂs. Se trata de una obra que se la juega toda por la literatura; es decir que no cede a complacer modas espurias, ni se inmuta ante las efĂmeras y urgentes efervescencias del mercado⊠Inteligente, sobria, sugerente, ejecutada con oficio y talento, en una prosa tersa y eleganteâŠ
Felipe Agudelo Tenorio
El logrado tono de Lejos de Roma, su madura sobriedad, lleva a preguntarse por qué algunas de las mås certeras y despojadas obras de la nueva narrativa colombiana abjuran de un presente sórdido y reflexionan sobre el hoy a partir de la lectura del ayer.
Juan Gustavo Cobo Borda