La memoria se transmite de padres a hijos. El odio también
Asturias, valle minero de Turón, 1995. En mitad de la nada, en una carretera secundaria, aparece el cadáver de un anciano muy poco querido en el pueblo en posición de penitente, con las manos y la lengua cortadas y un tiro en la nuca. Como único testigo, Tomasín, un discapacitado que no puede comunicarse, en estado de shock. Cuando la pareja de guardias civiles, Daniel Caicoya y su compañero Jesús Arias, comienzan a tirar del hilo, enseguida sospechan que las razones del asesinato se remontan a cincuenta años atrás: una brutal venganza. Todo gira alrededor del Pozo Fortuna; pero el pueblo calla, incluido el padre de Daniel, Matías, un exbarrenista de la mina que lleva diez años sin hablar a su hijo, incapaz de asumir que este eligiera ser guardia.
Leticia Sierra nos atrapa con un thriller que noquea al lector, ambientado en la siempre impactante cuenca minera asturiana.