Ese día comprendí que siempre habrá lágrimas para llorar y un oscuro y eterno cáliz de dolor que no se puede llenar.
Edgar Martín, un niño de diez años, vive feliz y tranquilo junto a sus padres en una casita situada a las afueras de un pequeño pueblo. Disfruta de la naturaleza junto a su inseparable amigo Carlos, con el que comparte aventuras y estudios. Pero esa existencia plácida se quiebra cuando su padre empieza a actuar de manera extraña. La presencia en la casa de Henry, tío de Edgar, no parece ajena a este cambio de comportamiento, como tampoco la irrupción de unas figuras misteriosas que parecen moverse y ocultarse bajo las sombras de un bosque cercano. Los cuerpos de varios vecinos empiezan a aparecer horriblemente mutilados, poco después la muerte llega por fin a aquella casita del bosque irrumpiendo dolorosamente en la vida de Edgar y su familia. ¿Qué terrible secreto oculta el bosque? Presa del pánico, los habitantes del pueblo huyen. Pasa el tiempo, pero la tragedia sigue acompañando a Edgar, que ve cómo personas de su entorno mueren en extrañas circunstancias. Afirmando que estas muertes son causadas por un extraño ser que, hasta entonces, nadie más que él ha podido ver, es tomado por loco e ingresado en un centro psiquiátrico. De él saldrá para, con la ayuda de un viejo conocido de la infancia, desentrañar el misterio.