"Existen fantasistas que se tragan ladrillos y otros a ranas vivas. He visto a faquires que "escupen" plomo fundido. Son personas normales. Los verdaderos chiflados son algunos iluminados que el 22 de junio abandonaron ParĂs para comer polvo. Los conozco bien; formo parte de ellos."
AsĂ nos describe Albert Londres, uno de los mĂĄs sobresalientes cronistas del siglo XX, a los participantes del Tour de Francia de 1924, prisioneros de la carretera que, persiguiendo una incierta gloria, soportaron toda clase de sufrimientos y condiciones extremas. Pero lo que quizĂĄs sorprenderĂĄ mĂĄs al lector es que todos los temas actuales aparecen ya de una u otra forma en estas deliciosas crĂłnicas: el dopaje, las escaramuzas entre los equipos y entre los ciclistas y direcciĂłn del Tour y, por supuesto, el glamour de esta mĂtica carrera.