Con el desmantelamiento del estado social, las desigualdades han hecho explosiĂłn a escala planetaria como efecto de la globalizaciĂłn de la economĂa y del capital financiero y estĂĄn en el origen de los problemas que amenazan el futuro de la democracia, de la convivencia pacĂfica y del mismo desarrollo econĂłmico: del hambre y la miseria a las migraciones de millones de personas que huyen de las guerras y de la pobreza, del desempleo a la explotaciĂłn global del trabajo, de la crisis de la representaciĂłn polĂtica a las amenazas contra el medio ambiente y otros bienes comunes, de los espacios abiertos a la criminalidad y al terrorismo hasta el estancamiento de la economĂa.
El proyecto de igualdad constituye la base de una doble refundaciĂłn de la polĂtica: desde arriba y desde abajo. Desde arriba, como programa reformador, en actuaciĂłn de las promesas constitucionales, mediante la introducciĂłn de lĂmites y vĂnculos no solo a los poderes pĂşblicos sino tambiĂŠn a los poderes privados del mercado, siendo garantĂa tanto de los derechos de libertad como de los derechos sociales. Desde abajo, como motor de la movilizaciĂłn y de la participaciĂłn polĂtica, al ser la igualdad en los derechos fundamentales un factor de recomposiciĂłn unitaria y solidaria de los procesos de disgregaciĂłn social producidos por los poderes salvajes.
Bajo ambos aspectos, la igualdad no solo se presenta como el valor polĂtico del que derivan todos los demĂĄs y como la principal fuente de legitimaciĂłn de las instituciones pĂşblicas. La igualdad es ante todo un principio de razĂłn capaz de informar una polĂtica alternativa a las irracionales polĂticas actuales.