A Menorca se le pueden atribuir todos los tĂłpicos que se suelen dedicar a las islas del MediterrĂĄneo: playas de aguas cristalinas, encalados pueblos de pescadores con porticones verdes o azules y bucĂłlicos paisajes de interior. ÂżQuĂŠ es entonces lo que le confiere su carĂĄcter propio? No es tierra de grandes contrastes paisajĂsticos como su hermana Mallorca, ni alberga las juergas y saraos de la cercana Ibiza. Al igual que Formentera, pero de mayor extensiĂłn, Menorca es una isla tranquila y de paisaje apacible que vale la pena recorrer con calma, ya que algunos de sus mejores rincones solo se pueden alcanzar tras largos paseos.
En Menorca, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, podrĂĄs disfrutar de algunas de las playas mĂĄs bellas del MediterrĂĄneo; recorrer viejos caminos de cavalls de manera pausada y descubrir un rico patrimonio megalĂtico en forma de cuevas, navetas, taulas y talayotes; ademĂĄs de una cultura popular que ha sabido resguardar sus tradiciones. Todo, sin necesidad de renunciar absolutamente a nada.