Las primeras etapas del pensamiento filosĂłfico de Iris Murdoch, una escritora excepcional en el panorama intelectual del siglo XX.
Existe en nuestra Ă©poca un vacĂo grave y creciente sobre cuestiones morales: por primera vez en la historia, el ser humano siente la pĂ©rdida de la religiĂłn como consuelo y guĂa. Hasta hace poco, varios sustitutos se perfilaban como posibilidad en el horizonte: el comunismo, el pacifismo, el internacionalismo... Pero el hecho de que hayan fracasado no invalida la gran paradoja que la situaciĂłn plantea: necesitamos elaborar teorĂas sobre la naturaleza humana y, aunque ninguna lo explica todo, es el deseo de explicarlo todo lo que da impulso a la teorĂa. Murdoch consideraba que necesitamos un refugio que nos ampare del frĂo campo abierto del empirismo benthamiano: un marco, una estructura, una casa de teorĂa. TambiĂ©n tenĂa claro que el enemigo de la libertad estĂĄ en la fantasĂa, en el mal uso de la imaginaciĂłn, algo inexorablemente natural en los seres humanos y contra lo cual la «razĂłn pura» tiene poco que hacer. De este modo, aunque la Ă©tica y la estĂ©tica no sean la misma cosa, el arte se postula como la gran vĂa de acceso hacia la moral.
En estos ensayos destacan ademĂĄs sus reflexiones sobre el movimiento socialista en el Reino Unido y sobre figuras tan decisivas como Simone Weil, T. S. Eliot o Elias Canetti.