Decir que los cuentos de "Orillas" son rituales de paso es reducirlos en su dimensiĂłn y no comprender cierta desesperaciĂłn de sus protagonistas. El rito de paso tiene por principal caracterĂstica el tener otro lado al cual llegar, en cambio los personajes de Orillas muchas veces son incapaces de contemplar el futuro, como si ante ellos solo se abrieran la niebla y lo incierto. Seres suspendidos habitan estas pĂĄginas; liminales, se han acostumbrado a habitar en el borde de las cosas. Nora de la Cruz reivindica la existencia de miles de personas, jĂłvenes sobre todo, quienes dĂa tras dĂa se mueven por la orilla de un mundo que constantemente los arroja. Desde el borde de la carretera, la frontera entre paĂses, la edad incierta de los protagonistas, el fantasma del incesto o el miedo al fracaso, leer "Orillas" es comprender cuĂĄnto de nosotros se mueve en ese espacio, esa delgada lĂnea entre lo que somos y lo que se nos dice debiĂ©ramos ser.
âRaĂșl AnĂbal SĂĄnchez