Publicada en 1947, "Su nombre era Muerte" no tiene ninguno de los elementos comĂșnmente asociados con la ciencia ficciĂłn que se hicieron populares en aquel periodo - robots, naves espaciales, planetas lejanos, etcĂ©tera - pero sĂ, en cambio, una especulaciĂłn muy interesante sobre la posibilidad de una inteligencia no humana, paralela a las de obras que van de "Hacedor de estrellas" (1937) de Olaf Stapledon a "Solaris" (1961) de StanisĆaw Lem.Aunque estas novelas son muy diferentes a "Su nombre era Muerte", en las tres hay la misma pregunta: ÂżquĂ© sucederĂa si los seres humanos realmente encontrĂĄramos otras formas de conciencia?
Las posibles respuestas pasan todas por extrañamiento ante lo desconocido, el descubrimiento de lĂmites en la inteligencia humana (que acaso no podrĂa comprender un pensamiento totalmente ajeno al suyo) y la constataciĂłn de nuestra finitud y pequeñez: como otros autores que exploran las experiencias humanas mĂĄs misteriosas y traumĂĄticas, Bernal enfatiza nuestro desvalimiento ante lo que no alcanzamos a comprender⊠y tambiĂ©n las formas en que, en semejantes circunstancias, nuestros instintos mĂĄs primitivos amenazan con apoderarse de nosotros.