MLauren
Se suponĂa que volver al trabajo despuĂ©s de mi ruptura iba a ser una transiciĂłn poco dolorosa, pero cuando mi nuevo jefe resultĂł ser un idiota arrogante y engreĂdo, toda mi vida profesional se convirtiĂł en una tortura. Vale, lo admito: llamarlo «caraculo» antes de saber que era el director de la empresa no fue lo mĂĄs acertado. Hubiera debido ser fĂĄcil odiarlo. Solo que no contaba con que fuese tan guapo ni encantador cuando le da la gana y no se dedica a sacarme de quicio, claro.
Austin
Esperaba que mi asistente fuese profesional y puntual, pero lo Ășnico que recibo son miradas fulminantes y comentarios fuera de tono. DeberĂa despedirla, y, sin embargo, lo Ășnico en lo que puedo pensar es en recostarla sobre mi escritorio y romper todas las reglas que yo mismo me he impuesto con mis subordinadas.
Una mirada. Una caricia. Una noche. Si rompemos las reglas, nuestras vidas nunca volverĂĄn a ser iguales.
Lo bueno es que las reglas se hicieron para romperlas. Y ademĂĄs, no estĂĄ tan mal tentar al jefeâŠ
Eva
5/23/2024
Una bonita historia que merece la pena ser leĂda. Bajo mi punto de vista, con lo que leo y me hace feliz al hacerlo, te la recomiendo al đŻxđŻ. đ