Solo iba a tomar lo que le correspondĂa
Reiko Kagawa estaba al corriente de la fama de playboy del marchante de arte Damion Fortier, que aparecĂa constantemente en las portadas de la prensa del corazĂłn, y del que se decĂa que iba por Europa dejando a su paso un rastro de corazones rotos.
SabĂa que habĂa dos cosas que Damion querĂa: lo primero, una pintura de incalculable valor, obra de su abuelo, y lo segundo, su cuerpo. Sin embargo, no tenĂa intenciĂłn de entregarle ni lo uno, ni lo otro.
Damion no estaba acostumbrado a que una mujer hermosa lo rechazase, pero no se rendĂa fĂĄcilmente, y estaba dispuesto a desplegar todas sus armas de seducciĂłn para conseguir lo que querĂa.