Muy pocas veces alguien se atrevió a recomendar tan fervientemente una novela. «Merece vender más ejemplares que la Biblia», afirmó Rebel Inc., una insolente revista literaria escocesa. De inmediato celebrada por los críticos más estrictos pero leída también por aquellos que raramente se acercan a los libros, "Trainspotting" se convirtió en uno de los acontecimientos literarios y también extraliterarios de la última década.
Fue rápidamente adaptada al teatro y luego llevada a la pantalla por Danny Boyle, uno de los jóvenes prodigio del cine inglés. Sus protagonistas son un grupo de jóvenes desesperadamente realistas, ni se les ocurre pensar en el futuro: saben que nada o casi nada va a cambiar, habitantes del otro Edimburgo, el que no aparece en los famosos festivales, capital europea del sida y paraíso de la desocupación, la miseria y la prostitución, embarcados en una peripecia vital cuyo combustible es la droga, «el elixir que les da la vida, y se la quita».
Welsh escribe en el áspero, colorido, vigoroso lenguaje de las calles. Y entre pico y pico, entre borracheras y fútbol, sexo y rock and roll, la negra picaresca, la épica astrosa de los que nacieron en el lado duro de la vida, de los que no tienen otra salida que escapar, o amortiguar el dolor de existir con lo primero que caiga en sus manos.
«Una novela que es el equivalente literario de una bomba de hidrógeno» (Martin Crawford, The Big Spoon).
«La novela fundamental de un escritor fundamental. Irvine Welsh, un maestro del lenguaje popular, con un estilo de boxeador sin guantes, ataca con ferocidad el cuerpo de nuestra sociedad. Tristísima, pero también de un ingenio perverso, nos conduce en una gira infernal por los guetos psíquicos donde se refugian los drogotas, los borrachos, los desesperados y los perdedores… Una novela terrible, pero al mismo tiempo arrebatadora» (Jeff Torrington).
«El Celine escocés de los noventa» (The Guardian).
Ramon
1/24/2025
Trainspotting, de Irvine Welsh, es una obra descarnada, cruda y perturbadoramente honesta que nos sumerge en el oscuro y degradado mundo de la adicción a las drogas en Edimburgo durante los años ochenta. Con una narrativa fragmentada y polifónica, Welsh nos presenta un grupo de personajes atrapados en un ciclo de autodestrucción, pobreza y desesperación, despojando cualquier romanticismo que pudiera rodear el consumo de drogas. Lo más impactante de Trainspotting es su capacidad para retratar la crudeza de la adicción sin caer en juicios moralistas ni justificaciones. Welsh no edulcora el horror del consumo de drogas: las sobredosis, las traiciones, las infecciones, el aislamiento y la desesperación se presentan con una honestidad brutal que resulta casi insoportable en algunos pasajes. Sin embargo, es precisamente esta dureza lo que convierte al libro en una lectura tan poderosa. Los personajes, aunque a menudo repulsivos en sus acciones, son profundamente humanos. Welsh nos permite ver sus sueños, miedos y fracasos, lo que crea una conexión incómoda con ellos, pese a sus elecciones destructivas. Esto refuerza el mensaje de que la adicción no es solo un problema individual, sino un síntoma de una sociedad fracturada que falla en ofrecer oportunidades y esperanza. Trainspotting no es un libro fácil de leer ni destinado a ser disfrutado en el sentido tradicional, pero es una obra imprescindible para quienes buscan entender la devastación del mundo de las drogas. Es una obra maestra incómoda y desgarradora, que deja al lector reflexionando sobre los límites de la empatía y el costo humano de la adicción.
Nyahkurai
12/16/2023
Muy bueno
Alfonso
12/5/2023
Buenisimo
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