Samantha sufre de agorafobia y no soporta el contacto físico ni visual con extraños. Muchas cosas le provocan ansiedad, pero si algo la ayuda a sentirse bien es un buen plato de ramen.
Y precisamente será una porción de ramen la que hará que Takao y Samantha se conozcan.
Con su risa fácil y su energía, Takao logrará hacerle ver a Sam que al otro lado de la puerta hay un mundo al que puede regresar. Por su parte, ella le enseñará que dentro de sí mismo vive el gran hombre que él no cree ser.
El valor de una mirada, el tacto delicado de una caricia y verdades que encuentran su camino para salir a la luz forjarán entre ambos lazos que les harán vivir una relación que ninguno de los dos imaginó merecer jamás.
Samantha y Takao descubrirán que no todos los héroes llevan capa y antifaz, y que ni siquiera necesitan tener superpoderes para vencer al más terrible de los villanos.