Sarah está acostumbrada a la soledad. Desde que su ex pareja, Aitor, se cruzó en su camino, no ha hecho nada más que huir, y en esa permanente fuga no había espacio para amistades, ni tampoco para ningún tipo de cariño, apego o amor, solo la soledad más estricta e intransigente.
Martín le abrirá su corazón y todos sus amigos la recibirán con los brazos abiertos. Conocer a Martín será lo mejor que le ha ocurrido en mucho tiempo y, gracias a él, se dará la oportunidad de ser feliz pero... ¿Aceptará Aitor que lo sea?