Relojera e historiadora, en el año 2012 cofundó su taller, Struthers Watchmakers, en el Jewellery Quarter de su ciudad natal, Birmingham (Reino Unido). Allí, Rebecca y su marido, Craig, utilizan instrumentos tradicionales y técnicas artesanales para restaurar piezas antiguas y fabricar relojes a medida. Se encuentran entre los últimos relojeros que elaboran relojes desde cero. En el 2017, Rebecca se convirtió en la primera relojera de la historia británica en obtener un doctorado en relojería. Vive en Staffordshire con Craig, su perro Archie, los gatos Isla y Alabama y el ratón Morrissey.