"No hay cicatriz, por brutal que parezca, que no encierre belleza" (Piedad Bonnett).
Tengo 54 cicatrices en mi cuerpo, pero esas son tan solo las externas. De las que llevo por dentro ya perdí la cuenta. A través de estas páginas me sumerjo en cada una de ellas, encerrada en un submarino que me lleva a las partes más profundas y oscuras de mis océanos. Tratando de encontrar la luz, abro la escotilla una y otra vez antes de llegar a la superficie, ahogándome constantemente, permaneciendo por algunos periodos muerta en vida, mientras mato partes de mí, para volver a renacer. En mi constante búsqueda tanto el dolor como la felicidad me han dejado importantes aprendizajes. En el camino, los sueños se convirtieron en mi mapa, la esperanza en mi brújula, la voluntad en mi motor, la alquimia del amor en mi más grande maestro, y yo, en su eterna aprendiz. Si decides sumergirte conmigo, es importante que tengas claro que esto NO es una historia de autosuperación. Al igual que tú, soy un alma en viaje que vino a comprender, sanar y amar, para despertar de la ilusión.