Ahora no te quiero:
"—¿A qué vienes a Madrid?
—A..., a..., a trabajar.
Tenía unos ojos como las aguas de un río. Claros y transparentes. Una nariz recta, palpitante. Una boca grande, de dientes nítidos. El color de su piel era más bien mate, tersa, como suave terciopelo. Su talle era esbelto como el de una bailarina de ballet y sus pies menudos. Tenía también unos senos túrgidos, no muy abundantes, y unas caderas de línea suave y armoniosa. También tenía un pelo negro, brillante, liso.
—¿Te lo han permitido tus padres?
—No tengo padres."