Atlántida Pornográfica

El porqué jamás habló mi padre...Pero cómo hablaría un hombre que ha visto tanto. Que ha sufrido tanto. Que ha llorado sobre un mar de elefantes; sobre un campo de refugiados; sobre una nube de napalm. Que ha decapitado a los miserables. Que ha fumado y bebido con los monos de Japón. Que ha podido izar banderas en honor a un nuevo imperio por él construido.Cómo me iba a hablar un hombre que ha hecho del mundo un icono del amor. Que tiene entre sus dientes tanto un machete como un verso de Yeats. Que tiene entre sus manos tanto la tráquea amputada de un especulador como una Torá con sus propias palabras. Cómo iba a hablarme un hombre que secó su garganta en darse al otro, en amar al otro. Cómo iba a hablar un hombre, un hombre cualquiera, que tenía aún capacidad para seguir engendrando vida, otorgando vida, en un mundo atiborrado de estupidez y decrepitud...Y ese era mi padre.Un hombre tan hombrecomo un mar tan marcomo el mar de Aral. Fragmento de Atlántida Pornográfica. Capítulo V, Libro III, La Desviación