Buenos días amor: "El timbre del teléfono la contuvo.
El pijama había sido depositado en el fondo, bajo la almohada de su cama. Vestía pantalones tejanos, descoloridos, con un remiendo en las posaderas. Un blusón pardo del cual asomaba el inicio de sus senos.
—Buenos días, amor.
—¡Vaya! —gritó—. ¿Otra vez equivocado?
—Ya no.
—¿Y bien?
—Si no eres Laura. ¿Quién eres?
—Si tú llamas a tu Laura, ¿por qué insistes?
—¿Qué haces?
—¿Y qué te importa?
—No sé si me importa, pero me gusta llamarte. Todo forma parte de una equivocación."