¿Recibe el escritor, como sembrador y recolector, cien granos por cada grano sembrado?
Niño él, Pedro Sevylla de Juana fue agricultor, como lo fueron sus padres y abuelos. Cesáreo y los suyos eran pastores. Ambas tareas avanzaban juntas y eran complementarias. A boleo y a máquina vio Pedro sembrar, aprendiendo: la siembra es esencial para obtener cosecha. Por eso extendió ese principio a todas las actividades: aprendizaje, estudio, familia, trabajo.
Este libro hace el número treinta y siete de los publicados por él, literato ibérico e iberoamericano, en lenguas castellana y portuguesa. Análisis, razonamiento y acción recopila memorias muy diversas, tanto en extensión como en hondura. Pedro Sevylla desea entregar al lector todas sus búsquedas y hallazgos.
Sucede así: escudriñando en lo ocurrido, entre siembras y cosechas, transita el año ochenta de su vida, con las potencias adaptándose a los objetivos y la fuerza de la voluntad consiguiéndolo.