El 7 de septiembre dos cajas dirigidas al Inspector Santiago Ybarra llegan a la Dirección General de la Guardia Civil, de repente ¡saltan las alarmas! El contenido de la más pequeña hace activar el protocolo antiexplosivos.
Lo que podría ser un atentado se convierte en un interrogante, uno de los dos paquetes, una caja muy grande, contiene un prófugo buscado por la Guardia Civil y Policía Nacional por casos de pederastia e infanticidio, desafortunadamente para los cuerpos de seguridad nacional, es un caso mediático muy conocido por la opinión pública. En la caja que activa la alarma, también viene la confesión y un ticket de lo que costó hacerle hablar, menos de 10 €.
Podría tratarse de un héroe anónimo, un familiar que clama venganza o de simplemente un caso aislado, si no fuera porque en días posteriores otros delincuentes fueron debidamente entregados por mensajería; uno de ellos por violencia de género y asesinato.
Todos con sus correspondientes confesiones. ¿Quién está detrás de esta cacería? ¿Es un delincuente o un héroe? ¿Trabaja solo? Esta no es una lucha entre el bien y el mal, es la historia de una encarnizada batalla entre la moral y la justicia. Algo de lo que está muy necesitada la sociedad en estos tiempos.
Argimiro
21/9/2023
lastima no tener un confesor en cada comunidad autónoma